Darío Vélez Rodríguez , el rostro de los jóvenes víctimas de los anónimos detractores del paro nacional
Cali ha sido desde el 28 de abril el epicentro de las manifestaciones sociales protagonizadas por miles y miles de colombianos, entre ellos jóvenes de la ciudad que al igual que del resto de Colombia sienten que este país no les brinda oportunidades reales para su futuro
Han marchado, cantado, bailado, han sido señalados, gaseados, golpeados, heridos y asesinados. Se han tenido que enfrentar a la fuerza desmedida de la fuerza pública, que según INDEPAZ con corte a 9 de mayo ha dejado 47 víctimas mortales, 36 en Cali, dos de ellas menores de edad y según el alcalde de la capital del Valle son más de 450 los heridos en la ciudad.
Las protestas, en Cali y en otras ciudades, se han visto empañadas por vándalos, que estamos seguros no actúan simplemente por espontaneidad, y que han sembrado el miedo .
A esto se suma ahora , camionetas polarizadas de alta gama y motos de alto cilindraje que merodean los puntos de concentración de manifestantes y disparan en contra de ellos, en una ciudad que cuenta con “asistencia militar” para preservar el orden y la seguridad
Este viernes 7 de mayo hacia las 3: 30 de la tarde, y en presencia de algunos periodistas, en el sector de la Luna una de estas camionetas llegó e hizo seis disparos sin impactar a nadie; en el lugar , desde la tarde quedaron varios casquillos de los proyectiles como se ve en una de las imágenes captadas en un en vivo en instagram de la cuenta @ESCOBARMORA del reportero gráfico Christian Escobar Mora
Minutos después , un motociclista llegó al lugar y también amenazó con su arma, apuntó pero no disparó.
Casi cuatro horas y media después, un grupo de jóvenes, entre los que se encontraba Darío Vélez, de 21 años de edad, trabajador de una empresa en la ciudad y quien espera poder ingresar a la universidad del Valle a estudiar administración de empresas, fueron impactados por las balas propinadas por un motociclista que en una moto de alto cilindraje llegó hasta donde ellos.
Dario quien venía del velorio del familiar de un amigo y que quiso acompañar a algunos de sus amigos que estaban en el punto de concentración, es una de las cuatro víctimas que dejó este atentado, del que hoy nadie habla porque cada día en Cali sucede algo peor.
Dario recibió un impacto en la cabeza , otro de los jóvenes en el tórax y otro joven en un brazo. Pero allí no paro el ataque de este “ no se sabe quien” , minutos después mientras eran atendidos y evacuados por los voluntarios que prestan atención médica en los improvisados “ hospitales de la calle” una camioneta de alto cilindra apareció disparando contra todos.
Uno de los testigos de este violento hecho, habló con HOY Noticias y nos contó que una de las personas que les disparó había estado en el lugar desde temprano haciéndose pasar como manifestante, es decir “ estaba infiltrado”
Darío presentó fractura en el cráneo y la bala quedó incrustada en su cabeza, lo que lo tiene en una UCI de la ciudad con un diagnóstico reservado.
La policía informó que se “en este lugar, no se encontraban activos dispositivos de la Policía Nacional, con el propósito de garantizar el desarrollo de la jornada de manifestación () A partir de la información aportada y los vídeos recolectados, se iniciará la investigación correspondiente que permita esclarecer el caso en el menor tiempo posible”
Hoy amigos y familias de los heridos están atemorizadas, son muchas las llamadas que reciben para saber si fueron testigos de los hechos .
Familiares de las víctimas piden a la policía investigar a fondo este hecho y no conformarse con el capturado, en hechos similares, por la Guardia indígena
Darío Vélez Rodríguez a diferencia de lo que aseguran los detractores del paro nacional, no es un vago, es un trabajador, un joven que desea estudiar para mejorar sus condiciones de vida y de su familia.
Él es hoy el rostro de una juventud golpeada por la indiferencia del Estado, las necesidades de un país que no piensa en los jóvenes y la soberbia de un gobierno débil , sin gobernabilidad ni credibilidad, que no tolera la legítima protesta y viste a todos de terroristas.
