El presidente Luiz Inácio Lula da Silva retoma el control tras el asalto al Congreso, la Presidencia y el Supremo de Brasil.


El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó el domingo 8 de enero el Palacio de Planalto en la capital Brasilia, el Congreso y el Tribunal Supremo Federal (STF) para evaluar la escala de los daños causados por partidarios de Jair Bolsonaro.

La prensa de ese país informó que antes de que Lula da Silva llegara a la capital brasileña, la sede del gobierno y del STF fueron sometidos a una inspección por un equipo anti explosivos de la Policía Federal.

Las edificaciones sufrieron daños significativos tras la invasión de los simpatizantes del ultraderechista, derrotado en las pasadas elecciones presidenciales de octubre.

Los daños causados por los bolsonaristas incluyen patrimonio cultural difícilmente recuperable como diversas obras de arte y esculturas.

De acuerdo a información preliminar, los manifestantes rompieron computadores y ventanas y también se volcaron cajones en las dependencias que lograron alcanzar los bolsonaristas.

Los vídeos que circulan por las redes sociales exponen a los asaltantes en el salón de plenos del Congreso, destrozando mobiliario y rompiendo cristales de los edificios modernistas.

Las escenas que conoció el mundo son  violentas que, por otro lado, contrastan con las del domingo pasado, día de Año Nuevo, cuando miles de personas acompañaron a Lula en su regreso al poder al frente de una amplia coalición con la misión de restaurar y fortalecer la democracia. Lula firmó esa misma noche los primeros decretos para revertir el legado del derechista Bolsonaro.

Las edificaciones del Tribunal Supremo, otro de los grandes objetivos de la ira bolsonarista, han sido ferozmente atacadas. Las imágenes recuerdan poderosamente a las escenas vistas durante el asalto al Capitolio de Washington, Estados Unidos, por parte de seguidores del derrotado Donald Trump, el 6 de enero de 2021.

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