En Bucaramanga  sigue la conmoción  por el caso del cruel asesinato de la joven Julieth Jhoann Álvarez Mejía, de 22 años, el pasado 14 de enero,  La joven apareció muerta dentro de una maleta y el responsable sería un expolicía, con un turbio pasado y problemas mentales.

El responsable de este hecho fue identificado como Edwin Yesid Ardila, quien fue capturado y posteriormente enviado a la cárcel Modelo, así mismo se conoció que el sujeto  “aceptó el homicidio y los cargos imputados por la Fiscalía».

Durante las investigaciones se determinó  como se presentaron los hechos del asesinato.

En la madrugada del día viernes, el capturado  se habría desplazado de su casa. Hasta el parque Centenario de Bucaramanga, en busca de una trabajadora sexual, allí habría encontrado a Julieth Jhoann Álvarez Mejía, con la que acordó pasar unas horas en su apartamento, localizado en la calle 36 con carrera 22 de la capital santadereana.

Según las autoridades, el cuerpo sin vida de la mujer estuvo casi 12 horas en el apartamento del sospechoso. A las 5:30 p.m., el presunto asesino acomodó en posición fetal el cadáver y lo escondió dentro de una maleta.

Debido a que no pudo sacarla solo, el expolicía llamó a un amigo para que le ayudara a cargar la maleta, con la excusa de que se trataba de escombros, según revelaron las autoridades.

Durante la diligencia de levantamiento del cadáver,  por parte del  Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, de la Fiscalía , a pocas cuadras del departamento del acusado,  una persona llamó a la línea 123. Llamada que cambió el rumbo de la investigación.  El testigo habría asegurado que ayudó a sacar la maleta, desconociendo que en su interior había un cadáver y que el hombre le había mentido respecto al contenido de esta.

Su relato permitió a las autoridades llegar hasta el lugar donde encontraron al presunto autor del crimen, que no tuvo tiempo para escapar.

La coordinadora de Estrategia Data de Género de la Fundación Mujer y Futuro, Gina Pineda,  rechazó el crimen de la joven trabajadora sexual.

Los hechos son compatibles con feminicidio. Se evidencia instrumentalización sexual de la víctima, desprecio por su cuerpo y la vida. Se le trata como objeto y por eso es obligación de las autoridades reconocer la violencia de género e imputar el delito de feminicidio y no homicidio.

Pineda comentó que, “son muy pocos los feminicidios investigados o sancionados en Santander. Hay limitaciones, no se reconoce el delito como tal.”

Las palabras de la trabajadora social se refieren a que la Fiscalía General de la Nación sólo ha tipificado cuatro casos de feminicidios. “Es preocupante que las autoridades tipifiquen las muertes de 11 mujeres restantes como homicidios, víctimas que fueron asesinadas por sus exparejas”.

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