Jhon Jairo Campo Sánchez, profesor indígena que murió por negligencia médica en la clínica Santa Gracia de Popayán.


Según denuncia la familia del profesor Jhon Jairo Campo Sánchez, su fallecimiento, hace 10 meses, se registró tras contraer una bacteria en un centro asistencial de Popayán.

En dicha unidad médica fue sometido a una cirugía por una fractura en un pie, lesión que se dio en medio de un accidente de tránsito.
Los seres queridos indicaron que cerca de las 7:00 de la mañana del 30 de marzo de 2022 sucedió el percance vial, cuando el profesor Jhon Jairo Campo Sánchez se dirigía en su motocicleta a dictar clases al grado quinto de la Institución Educativa Agroforestal San Juan de Quintana, en el nororiente de Popayán.

“En la vereda Los Llanos él tuvo un accidente con otra moto que se le atravesó y al tratar de esquivarla y frenar el escalapie de la otra moto le parte su pie derecho”, recuerda Arlene Perdomo, también de profesión docente, y esposa de Jhon Jairo.

La profesora agrega que a los pocos minutos registrado el hecho, su compañero de vida fue trasladado a la Clínica Santa Gracia, en el norte de Popayán, donde le practicaron una cirugía. Luego esta última, con el pasó de los días, se convirtió en un martirio.

Fue dado de alta el 2 de abril, pero a los cuatro días pero “como a las 6:00 de la mañana me dijo: «mami toda la noche me dolió el pie, mírelo, y al verlo para curarlo ya estaba negro de abajo hacia arriba (…) llegamos allá a Santa Gracia y cuando nos atendieron él le dijo a una doctora, llorando, míreme el pie que parece que está infectado-, pero ella le dijo fue que te moviste los tornillos y por eso es”.

Contó además Arlene que tras recibir antibióticos Jhon Jairo fue enviado a casa de nuevo, pero que al transcurrir 24 horas su situación se puso aún peor. El dolor y la inflamación se extendieron por toda su extremidad inferior derecha. “Le dije -por qué no te llevo al San José (Hospital)- pero me dijo -no, lléveme allá (a la Clínica Santa Gracia) donde me pasaron esa bacteria, si a mí me la pasaron allá me tienen que dar solución. A uno como profesor no lo atienden en otra parte”.

Fue ingresado de nuevo al centro asistencial pero el intenso dolor no cesaba. Incluso ante la poca atención a sus llamados, según el relato de Arlene, una de sus hermanas se vio obligada a escribir en un cartel con el cual recorrió los pasillos de la Clínica Santa Gracia solicitando ayuda “pero la guardia de ahí la sacó, que no podía estar haciendo escándalos”.

Tras la insistencia de sus familiares y las directivas de la Asociación de Institutores y Trabajadores de la Educación del Cauca (Asoinca), Jhon Jairo fue sometido a una nueva cirugía en su pie, pero luego de ello, menciona su esposa “me lo entregan como elevado, se había hecho del cuerpo, me tocó cambiarlo como a un niño”. Posteriormente “me dice que siente como si se le fuera a salir el corazón”, sin embargo, el médico de turno le dijo “esa es la anestesia eso, se le pasa”.

Corría el 10 de abril. Habían transcurrido dos días desde el segundo ingreso de Jhon Jairo a la clínica. Ya en horas de la tarde su cuadro clínico se puso crítico.

Arlene, su esposa agregó que en la mañana de ese día, el mismo del cumpleaños de su hijo menor, acordaron que le enviaría un vídeo del pequeño partiendo su pastel, sin embargo, una llamada de Jhon Jairo a las 4:00 de la tarde alertó que las cosas estaban mal y que necesitaba que fuera.

“Cuando ya iba en el bus, cerca de las 5:00 me llama mi cuñada y me dice que Jhon se puso malísimo, que le dio un paro (cardiaco), que todos vinieron, le pusieron unas máquinas y se lo llevaron”.

Según Arlene, uno de los médicos le afirmó que Jhon había sufrido una herida muy profunda y “seguramente no hicieron una asepsia (desinfección) adecuada y ahí quedó la bacteria”.

Cuatro horas después: a las 9 y 20 de la noche murió.

“Fue lo peor. Haberlo visto en la mañana vivo y en la noche ya no estaba con nosotros. Por negligencia, porque no le hicieron el protocolo de una bacteria, nunca vino el infectólogo, nunca le aplicaron los medicamentos que eran para la bacteria ni para la trombosis que le dio en la pierna”, anota Arlene

 

 

La profesora expone además que es injusto el trato por parte de Cosmitet Ltda. para sus afiliados. “Nunca vi a Cosmitet por ningún lado (…) Es injusto que sigan muriendo docentes en esta clínica, en esta empresa, que les niegue un certificado, un procedimiento, un medicamento sabiendo que a nosotros nos sacan de nuestro salario, no es que saquen poquito, sacan una buena cantidad y no nos dan buena atención”.

Tras conocerse el trágico hecho a través de un comunicado el Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, indicó que “las autoridades indígenas de la zona centro del Cauca piden a los organismos competentes se investigue y se castigue a los responsables por la muerte del docente indígena quien tras su descenso deja a tres hijos huérfanos y a su esposa. Para las autoridades indígenas es preocupante que casos como este sigan presentándose en entidades de salud como la clínica Santa Gracia de la capital del Cauca, donde son varias las personas que han perdido la vida por la mala prestación del servicio de salud”.

En dos meses se cumplirá un año de la lamentable pérdida del brillante docente que desde muy niño se caracterizó por su interés en el trabajo comunitario, en la educación como camino hacia la paz y por la constante y desinteresada disposición para ayudar a los demás.

Incluso la labor de este comunero le permitió ser guardia indígena y autoridad durante tres ocasiones en Resguardo Indígena Páez de Quintana. “Con él se fue la mitad de la vida de nosotros. Un vacío irreparable y aunque mis hijos son muy fuertes les hace mucha falta su papá”, recordó Arlene en medio de la tristeza.

De acuerdo con denuncias de Asoinca, a la fecha son 129 los docentes que han muerto por la presunta negligencia en la atención en salud por parte de Cosmitet Ltda y la clínica Santa Gracia.

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