El mundo está a la expectativa por la posible respuesta militar de este ataque de la nación sionista, registrado en las últimas horas.


Aunque no parezca claro, la clave de lo que va a ocurrir en Oriente Medio la tiene el científico y pensador Isaac Newton con su tercera ley de movimiento.

En ella formuló el famoso principio de acción-reacción, el cual cuando un objeto A ejerce una presión sobre un objeto B, el objeto B reponde con una fuerza de igual magnitud contra el primer objeto.

Este principio fundamental de la física explica cómo interactúan los cuerpos en movimiento, pero, también se puede aplicar a las relaciones entre las personas, a la política, y por supuesto, al mundo militar.

Y es que el bombardeo israelí de la madrugada de este sábado 26 de octubre sobre instalaciones militares de Teherán y de otras zonas del país, que ha durado cuatro horas, no es más que un episodio más de ese pulso interminable que mantienen el objeto A (Israel) y el objeto B (Irán), y en el que la verdadera amenaza no está en lo que ha ocurrido, sino en lo que viene a futuro.

¿Cuál será la respuesta de Irán? ¿Hasta cuándo mantendrá la espiral de acción-reacción-acción-reacción?, son las preguntas que se plantean en el mundo, el cual está con los nervios de punta.

Hay cuatro claves políticas y militares que determinan hasta qué punto estamos en el principio de una nueva escalada militar o en el momentáneo final de este nuevo pulso entre dos potencias regionales, las cuales amenazan con iniciar la tercera guerra mundial.

Primera: Un ataque proporcionado con el aval de Washington

¡Que nadie se asuste, por el momento! Si miramos el vaso medio lleno y obviamos la espectacularidad del ataque israelí, con nocturnidad y alevosía, lo cierto es que el bombardeo cumple con todo lo que le han pedido sus aliados, las potencias mundiales.

Es un bombardeo de los llamados “quirúrgicos”, un ataque “selectivo y preciso” por parte de uno de los Ejércitos mayores equipados y que evita daños en la población civil y va dirigido a instalaciones militares con el objetivo de no dar motivos para una respuesta desproporcionada. Y, además, ha contado con el conocimiento de Estados Unidos, a cuyo gobierno informó Israel previamente a antes de sacar a flote su furia.

Porque la consulta previa a la Casa Blanca -extraoficial, por supuesto- es especialmente importante en el contexto preelectoral en la nación norteamericana. Cualquier movimiento en falso puede ser letal para la candidata demócrata, Kamala Harris, atrapada entre sus votantes proisraelíes y propalestinos, está en una verdadera cuerda floja.

Segundo. Y las malas noticias para los movimientos terrorisyas de Hamás e Hizbulá: la vida sigue igual

Este “bombardeo de precisión”, como lo ha indicado Israel, no va a cambiar mucho las cosas en la guerra de Oriente Medio. Tal y como se ha encargado de recordar el portavoz de la nación sionista, Daniel Hagari, la atención de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) siguen estando centradas en los dos teatros de operaciones principales, Gaza y Líbano.

La destrucción total de Hamás y de Hizbulá es aún la prioridad para Israel, y seguramente en las próximas horas veremos nuevas muestras de que nada ha cambiado en los dos territorios afectados por estos bombardeos.

Lo de Irán, en el fondo, no ha sido más que una maniobra temporal de distracción para saldar cuentas pendientes, de pasadas tensiones políticas.

Tercera para tener en cuenta: Conversaciones de paz en El Cairo al fondo

Este nuevo episodio sucede en un momento en el que se han intensificado las conversaciones de paz que pongan fin, aunque sea de manera temporal, a los enfrentamientos entre estos países.

Dos elementos empujan a ello. Uno, el asesinato del líder de Hamás, Yahya Sinwar, por parte de Israel, del que aún no se sabe qué consecuencias políticas va a tener. Otro, la nueva ronda de conversaciones de paz abierta en El Cairo, en la que Israel ya ha presentado un nuevo borrador de tregua con condiciones que tendrán que aceptar sus enemigos, quienes deben aceptar que no aguantan más los bombardeos.

Cuarta y última. La respuesta de Irán, la verdadera clave

Todo lo anterior, sin embargo, está supeditado a la forma que el régimen de Irán haga de este ataque, lo analice en sus matices. Tiene dos opciones: proseguir en la escalada y ejecutar un ataque similar, o al menos intentarlo, contra Israel o aprovechar para darse por ganador de esta nueva confrontación.

Lo primero entraña los consabidos riesgos de otro peldaño en la ley de Newton y el peligro de que su ataque vuelva a estrellarse con la cúpula de hierro de Israel, que casi siempre demuestra su eficacia (con la excepción del sorprendente ataque con drones de Hizbulá a la residencia de Netanyahu).

Si opta por lo segundo, que es dar por terminado el principio de acción-reacción, tiene elementos sobre la mesa para hacerlo. De momento, ya ha proclamado que sus defensas antiaéreas han parado los misiles israelíes y ha asegurado que los daños han sido muy limitados, a pesar de que algunas informaciones hablan de dos soldados fallecidos.

Con un posible triunfo que esgrimir ante su pueblo, el régimen de los ayatolás podría dar por bien empleado el incidente y facilitar un enfriamiento de la tensión. Solo en ese caso, el “ataque quirúrgico” de Israel habría sido una buena noticia.

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