Una de las personas que participó en la retención de los asambleístas narró los momentos que enfrentaron luego de ser sacados de Cali hacia el sector de El Naya, en el Cauca.


En la Audiencia Regional de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad con siete mandos medios de la entonces guerrilla de la Farc se conoció como fue la denominada Marcha de la Muerte de los diputados del Valle luego de ser secuestrados en pleno centro de la ciudad de Cali.

“Para mí era imposible pensar que lo íbamos a lograr. Sí había agotamiento, cansancio,  en los guerrilleros, ¿cómo sería el agotamiento de los diputados?”, manifestó Oswaldo Mendoza, conocido en las extintas Farc como ‘Pacho Quinto’, cuando, luego de varias semanas de haberse apartado del grupo en busca de víveres, se reencontró con los compañeros que custodiaban a los asambleístas del Valle del Cauca.

Los guerrilleros habían recibido la orden de trasladarlos primero a Los Farallones y luego al sector de El  Naya, donde debía entregárselos a alias Mincho, quien en ese entonces era el comandante del Frente 60 de esa organización subversiva, con presencia en el departamento del Cauca.

Todos estos detalles los entregó este lunes 25 de noviembre, cuando fue convocado por la magistrada Julieta Lemaitre, a cargo del macrocaso 01 de la Jurisdicción Especial de Paz, JEP, para que respondiera a las peticiones de verdad que en audiencias anteriores habían solicitado de su parte los familiares de los diputados secuestrados y asesinados por las Farc, ausentes en la cita que tuvo lugar durante dos días en las instalaciones de la Universidad Javeriana de la ciudad de Cali.

Después de reconocer su responsabilidad en la afectación a los asambleístas y sus familias, ‘Pacho Quinto’ contó que para la época del secuestro de los líderes políticos no tenía rango de comandante al interior de la guerrilla y que el área de influencia de su accionar era El Queremal, en la antigua vía a Buenaventura, y que no tuvo participación ni en la planeación ni en la ejecución del secuestro, pero que una semana después de registrado, y en medio de combates terrestres y bombardeos aéreos, recibido la orden de sacarlos de Los Farallones y llevarlos hasta la región de El Naya, en la Costa Pacífica, donde debía recibirlos alias Mincho, comandante del Frente 60.

De esta forma se conoció que el primer punto donde debía arribar con los asambleístas se ubicaba en la parte alta del Kilómetro 57 de la vía a Buenaventura, en el sitio conocido como La Palomera, pero justo cuando llegaron se enteraron de que el Ejército se acerba y tuvieron que salir rápido de la zona.

Solo que para entonces las humanidades de Juan Carlos Narváez, Ramiro Echeverry, Jairo Hoyos, Alberto Quintero, Rufino Varela, Nacianceno Orozco, Héctor Fabio Arismendi, Edison Pérez, Francisco Giraldo, Carlos Alberto Barragán y Carlos Alberto Charry y Sigifredo López ya eran víctimas del trasegar por terrenos farragosos y desconocidos.

Tenían profundas laceraciones en sus entrepiernas, los pies estaban destrozados por las botas de tallas diferentes a las suyas que debían portar. La ropa que llevaban para entonces no eran ligeras y casi siempre mojadas por la lluvia o por los ríos que tenían que atravesar.

Además, en el afán de no ser alcanzados por los militares y debido al cerco que establecían las autoridades para tratar de dar con ellos, Oswaldo Mendoza reconoció que los políticos vallecaucanos fueron sometidos a caminatas de hasta 20 horas sin recibir ningún alimento y sabiendo que, al provenir de la ciudad, no tenían ninguna experiencia para marchar por en medio de la selva.

Fue por esa falta de víveres que el entonces custodio de los diputados recibió la orden del comandante Franco de ir a buscar comida y dejarlos a cargo de alias Darío, quien, supo cuando regresó, al otro día enfermó y murió, y el tercero al mando se suicidó.

“Nos toca seguir porque debemos a llegar a alcanzar los víveres”, fue lo que dice que le respondió a Juan Carlos Narváez, quien le dijo que con ‘Darío’ habían acordado que las jornadas de marcha no serían tan prolongadas.

“Los llevamos al límite”, reconoció alias Pacho Quinto durante la audiencia, agregando que tuvieron que comer cogollos de vegetales y algunos pocos animales, como un mico, además de que no tenían medicamentos para aliviar el dolor de uno de los diputados que había sido sometido a una cirugía antes del secuestro y que otro, Edison Pérez, casi no podía caminar a causa de sus dificultades visuales, por lo que algunos guerrilleros tuvieron que cargarlo para poder continuar la que los mismos miembros de las Farc han calificado como “la marcha de la muerte” y durante la cual, pese a que no querían entregarlas, les fueron quitadas varias de las pertenencias que cuál tesoro todavía guardaban los asambleístas, tales como argollas de matrimonio y fotos.

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