Aumenta la tensión entre ambos países, los cuales están dispuestos a irse a la guerra a la hora de pelear por sus territorios.


“No pasa nada”, expresó un conductor de la ciudad Carabobo, la cual está cerca de la costa norte de Venezuela. “Y no creemos los venezolanos en nadie, ni de aquí ni de allá”.

El hombre, con un cierto aire de desilusionado, se refería al más reciente de los episodios de tensión entre el gobierno de Estados Unidos y Venezuela. Donald Trump mandó gran parte de sus militares con el fin de presionar la salud del dictador Nicolás Maduro.

El episodio es el siguiente, conocido por el mundo: desde la semana pasada se dio a conocer que una serie de buques de guerra estadounidenses, aviones de vigilancia y hasta un submarino se estaban reuniendo en aguas internacionales cerca de Venezuela, al sur del mar Caribe. Este martes 26 de agosto llegaron más militares cerca a la hermana nación,

Esta acumulación de efectivos militares se realiza después de una serie de acciones y declaraciones del gobierno del presidente Donald Trump que han escalado la animosidad entre ambos países. El presidente de esa potencia mundial va por el petróleo y otros recursos naturales de Venezuela. Maduro, entonces, armó a las milicias bolivarianas, de ahí que existe la posibilidad de una confrontación armada en esta parte del planeta.

En el pasado mes de julio, Donald Trump firmó una directiva, aún secreta ante el mundo, en la que daba instrucciones al Pentágono de utilizar la fuerza militar contra algunos cárteles de la droga que su gobierno ha calificado como organizaciones terroristas, catalogando a Nicolás Maduro y hasta Gustavo Petro de narcotraficantes.

Casi en paralelo, Estados Unidos declaró que una banda criminal venezolana, conocida como el Cartel de los Soles, era uno de esos grupos terroristas y que Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, era su líder. Incluso hasta al presidente de Colombia fue catalogado como narco. A principios de agosto, también el gobierno estadounidense anunció que duplicaba la recompensa por información que condujera a la captura y procesamiento de Maduro.

Maduro contestó. “Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela”, dijo, y agregó que desplegaría 4,5 millones de milicianos por todo el país, un número que algunos especialistas dudan que sea correcto.

Pero la movilización naval estadounidense, “plantea la duda de si el objetivo final solo es contrarrestar el flujo de embarcaciones que contrabandean drogas o una posible guerra que busca un cambio de régimen”, escriben desde Washington Charlie Savage, Helene Cooper y Eric Schmitt.

Y, desde Sudamérica, Julie Turkewitz, la jefa de corresponsalía de los Andes, aborda la otra parte: el punto de vista de los venezolanos de a pie.

“Yo dejé de creer en los gringos”, dijo una venezolana escéptica citada en el reportaje de Julie. “Nos hicieron pensar en que de verdad habría un cambio de gobierno”. Y agregó: “¿Qué pasó? Nada de nada”.

Como parte de su intervención al inicio del programa Con Maduro +, en su edición 89, el custionado presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, calificó de impresionante la recién concluida semana de activación del poder de la nación venezolana: la unión y fusión perfecta del pueblo, su Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y sus fuerzas policiales en un solo plan para garantizar la paz y la soberanía conquistadas en el país sudamericano.

“Algunos creerán que la amenaza es contra Venezuela. La amenaza es contra todos. Si amenazan a uno, amenazan a todos. Si tocan a uno, tocan a todos. Y Venezuela ha venido construyendo su poder para la libertad, la democracia y la paz. El primero de todos es el poder moral, tenemos la razón, somos gente de bien, con un ideal: Bolívar, por encima de todo, transversal en nosotros”, explicó el jefe de Estado.

Asimismo, recordó una sentencia del Libertador Simón Bolívar: “Pueblos libres vencen imperios poderosos”, en alusión a la reciente escalada de amenazas de EE.UU. contra la nación venezolana y su Gobierno, con un despliegue militar en el Caribe, que pone en peligro la Zona de Paz declarada en América Latina y el Caribe desde el año 2014. Intenta vincular a las autoridades bolivarianas con el narcotráfico, incluido al presidente Maduro Moros, para justificar un capítulo de agresión armada a partir de herramientas de guerra híbrida.

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