Primeros acuerdos entre el Gobierno de Gustavo Petro y el Ejército Gaitanista de Colombia: un paso hacia la paz territorial
El Gobierno Nacional y el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) alcanzaron en los últimos días los primeros acuerdos dentro de la mesa de diálogo que busca abrir un nuevo capítulo en la historia del conflicto armado del país.
Aunque aún se trata de compromisos iniciales, el hecho marca un hito en el propósito de construir procesos de paz desde los territorios y con las comunidades que han cargado por décadas el peso de la violencia.
Un comienzo con vocación de permanencia
Según lo informado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, los acuerdos preliminares se orientan a garantizar condiciones humanitarias en zonas críticas, reducir la confrontación armada y establecer mecanismos de confianza que permitan el avance de una agenda más amplia. Para el gobierno de Gustavo Petro, este inicio es un acto de voluntad que reconoce la urgencia de transformar la realidad en regiones históricamente olvidadas por el Estado.
Municipios piloto para la confianza
Desde Doha, capital del Estado de Qatar, se conociò que la etapa inicial de construcción de confianza se desarrollará en cinco municipios que han vivido de manera directa la confrontación y el control armado: Mutatá (Antioquia), Acandí, Belén de Bajirá, Riosucio y Unguía (Chocó). Estos territorios fueron escogidos por su valor estratégico y por ser escenarios donde comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas demandan con urgencia acciones concretas de paz, protección y desarrollo.
Los niños, niñas y adolescentes son el primer piso para la construcción de paz y, por tanto, el grupo armado se compromete a respetar sus derechos y que se establecerá un piloto de sustitución de cultivos de uso ilícito en los cinco municipios priorizados para la construcción de confianza.
1. El (a) EGC se compromete a respetar el desarrollo del proceso electoral.2. Asimismo, el (a) EGC se compromete a no interferir en la Acción Integral Contra Minas Antipersonal AICMA.3. El (a) EGC se compromete a promover el respeto a los principios del DIH.
El énfasis en los territorios es clave. Comunidades rurales del Caribe, Antioquia y el Chocó, donde el Ejército Gaitanista ha tenido una presencia marcada, se perfilan como los espacios principales para la aplicación de los acuerdos iniciales. Líderes sociales y organizaciones de base coinciden en que la paz no se decreta desde Bogotá, sino que se teje en las veredas, en los cascos urbanos intermedios y en la vida cotidiana de la gente.
Voces desde la sociedad civil
Para el padre Huérfano, reconocido sacerdote Anglicano, líder social y defensor de derechos humanos, quien ha trabajado por la paz del país desde hace décadas y cuenta con experiencia en territorios y resolución de conflictos, aseguró que “estos acuerdos serán el pilar fundamental para que la verdadera paz llegue a los territorios”.
El sacerdote instó además a los demás grupos armados a seguir este camino y recalcó que, aunque el proceso pueda tener detractores, “aún por encima de ellos el compromiso es con los combatientes, las comunidades y el país”.
Un camino complejo, pero necesario
Expertos en resolución de conflictos señalan que la ruta hacia una paz duradera no estará exenta de desafíos. El EGC es uno de los grupos armados más extendidos en el país y su transformación implicará compromisos serios en términos de justicia, verdad y garantías para las comunidades. Sin embargo, la posibilidad de acuerdos humanitarios y de un proceso de desescalamiento gradual alimenta la esperanza de que esta vez la historia pueda escribirse diferente.
El comienzo de algo grande
El presidente Gustavo Petro ha reiterado que la “Paz Total” es más que una consigna: es una apuesta política y social para que Colombia deje de ser un país marcado por la guerra. Estos primeros acuerdos, aunque modestos, son vistos por analistas y comunidades como el inicio de algo grande: la posibilidad de reconciliación nacional y de abrir camino a un futuro en el que las armas cedan paso a la palabra y a la justicia social.
Finalmente los grupos de trabajo convienen en solicitar al Gobierno de Qatar, a la Misión de Apoyo del Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA) y a la Conferencia Episcopal de Colombia, realizar el seguimiento, monitoreo y verificación de lo acordado.
Así mismo el Espacio de Conversación Sociojurídica agradece que, aún en medio de la difícil coyuntura geopolítica, el Estado de Qatar ha mantenido su voluntad de mediación por la paz de Colombia.