Las acciones violentas ejecutadas por esta guerrilla impactan negativamente la vida de las comunidades asentadas en esta zona del país.


El departamento del Cauca, ubicado en el suroccidente colombiano, se encuentra en medio de un clima de incertidumbre y miedo debido al paro armado anunciado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esta situación ha generado una serie de reacciones, entre ellas la decisión del consorcio Nuevo Cauca de suspender las obras de construcción de la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao.

La decisión fue tomada tras varios incidentes violentos y actos de proselitismo armado en la vía Panamericana, donde han circulado panfletos que instan a la paralización de actividades entre el 14 y el 17 de diciembre. «Debido a la situación de orden público, relacionada con panfletos que han llegado directamente a las instalaciones operativas de la Concesión… se ha tomado la decisión de suspender los trabajos constructivos», afirmaron las directivas del consorcio.

Este temor no es infundado; diversos incidentes han llevado a que vehículos del consorcio terminen en manos de grupos armados, sin que muchas de estas situaciones sean reportadas por los medios de comunicación. La medida de suspensión se adopta como un acto preventivo para salvaguardar la vida y la integridad de todos los involucrados en el proyecto, así como de la infraestructura y el parque automotor.

La tensión aumentó recientemente cuando los miembros del ELN colocaron banderas en varias localidades de la región y se reportó la ubicación de cilindros explosivos, lo que llevó a la intervención de soldados especializados. Ante la falta de condiciones de seguridad, la empresa y los transportadores han decidido suspender las labores tanto en la construcción de carreteras como en el transporte de pasajeros. Esta decisión, aunque necesaria, tiene un impacto negativo en la economía local, especialmente en una época del año donde el turismo suele aumentar.

Los efectos de este paro armado se hacen evidentes en el paisaje desolado de las carreteras y en las terminales de transportes. Un periodista de Piendamó describió con ironía que, “la única que ahora se moviliza es la soledad”, reflejando la drástica reducción del tráfico vehicular en la ruta. En la terminal de transporte de Popayán, las familias sienten el temor a desplazarse, y muchos han decidido no arriesgarse: “Hay empresas que suspendieron labores para no exponer los vehículos”, comentó Jorge Fajardo, otro periodista de la capital del Cauca.

En conclusión, el paro armado del ELN ha dejado una huella profunda en el Cauca, afectando no solo la percepción de seguridad en la región, sino también la economía local y la vida cotidiana de sus habitantes. La situación demanda una atención urgente, tanto por parte de las autoridades como de la comunidad, para asegurar que la paz y la estabilidad regresen a esta zona del país.

Comentarios en Facebook