Este relato se dio en medio de las investigaciones que adelanta la Fiscalía tras el atentado contra el senador y líder del Centro Democrático.



Después de que el país entero rechazara enérgicamente el atentado criminal del que fue objeto el senador y líder político del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, y de que la Fiscalía General de la Nación, comenzara a adelantar las respectivas investigaciones sobre los autores materiales de este hecho, un nuevo relato se conoce de este macabro hecho.

Es la confesión realizada recientemente la joven de 19 años de edad, Katerine Andrea Martínez, alias Gabriela, una de las presuntas responsables de haber ejecutado el atentado contra el precandidato presidencial el pasado 7 de junio en el barrio Modelia al occidente de Bogotá.

De manera muy fría, sin sentimiento y sin ningún comportamiento de culpa, la mujer relató con detalle, cómo fue su participación en el hecho, siendo ella la encargada de transportar el arma que después sería entregada al sicario.

En dicha diligencia judicial, la joven comenzó por hablar de cómo Elder, conocido como alias El Costeño, le dio instrucciones.

“Elder empezó a hablar del arma. Que esta arma venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones de pesos, que era un juguetote. Además, Elder le dice: ‘Todos a la cabeza’. El muchacho (menor de edad) le dice: ‘Le voy a dar uno o dos en la cabeza y me voy’”, relató la joven.

Y añadió, “Acordamos 10 millones de pesos cuando muriera, y si no se moría, me pagaba 600 mil”.

Posteriormente, fue enfática en la orden que el Elder le dio al menor de edad: “El Costeño le dice que eran mínimo tres o cuatro y que si lo tenía que descargar todo, que para eso tenía munición”, confesó la mujer.

“Elder le dice al muchacho que no fuera a oprimir nada, porque ya se le había programado (el arma) para que disparara seguido, no tiro a tiro, sino seguido, como en ráfaga. Ahí le pasa el arma al muchacho, le dijo que se la guardara en el pantalón y que no oprimiera nada. Elder le dijo que solo la tocara cuando la fuera a utilizar en el ataque”, agregó Martínez.

Hay que tener presente que, paralelo a su relato, y mientras un juez le imputaba cargos, Karen Martínez solo atinó a reír, como si no fuera trascendental, cumplir una condena en un centro carcelario.

Por su parte, según el relato que entregó el director de la Policía Nacional, el general Carlos Triana, en entrevista con varios medios de comunicación expresó que “una vez se comete el atentado, le ordenan en el argot criminal es que cambie su apariencia física. Ella lo hace, y le dan una instrucción: que se vaya de Bogotá y se desplace hacia el Caquetá. Solamente esa instrucción llama muchísimo la atención», dijo el funcionario.

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