Según la jueza, las pruebas presentadas por la Fiscalía en el juicio fueron lo suficientemente sólidas como para anunciar contra Uribe un «fallo de carácter condenatorio».



Es un momento inédito en Colombia: nunca antes un expresidente había enfrentado un juicio como el de Álvaro Uribe Vélez, y, mucho menos, había sido condenado por la justicia ordinaria.

Se trata de un nuevo capítulo en la extensa y controvertida trayectoria del político antioqueño que —entre fervientes apoyos y duras acusaciones— ha marcado la historia reciente de la nación.

Hace poco más de dos décadas, la escena habría parecido impensable en un país controlado por este ciudadano: aquel mandatario que irrumpió como un ‘outsider’ con el lema de «mano firme, corazón grande», durante de una de las épocas más violentas del país, hoy escucha desde su monitor, desde su amplia finca, cómo es declarado culpable por fraude procesal y soborno en actuación penal. Del tercer cargo, soborno simple, fue absuelto por la jueza.

No es casualidad que muchos colombianos hayan bautizado este proceso penal como “el juicio del siglo”, ni que todos los canales de televisión y portales de noticias transmitieran en vivo la lectura del fallo por parte de la jueza Sandra Heredia, quien ahora deberá recibir todas las condiciones de seguridad.

Tampoco sorprende que el país se haya vuelto a dividir frente al veredicto: mientras algunos salieron a las calles a respaldar al exmandatario, otros volvieron recordar los episodios más controvertidos de su trayectoria, desde las acusaciones por presuntos vínculos con el paramilitarismo hasta las críticas a sus reformas durante los ocho años que estuvo en el poder.

El juicio es un nuevo giro en la trayectoria política de Uribe Vélez, que ha estado marcada por la polarización y la controversia desde sus comienzos como director de la Aeronáutica Civil, gobernador, senador, presidente y vicepresidente.

Uribe nació en Medellín, la segunda ciudad principal de Colombia, el 4 de julio de 1952. Tiene 73 años de edad. 

Su vida siempre ha estado vinculada profundamente con la ruralidad del departamento de Antioquia, una región del noroeste de Colombia, donde el conflicto armado también ha sido un doloroso protagonista. Allí, su familia tenía múltiples haciendas en las que transcurrieron los primeros años de su infancia. 

A diferencia de su viraje conservador, la madre del expresidente fue una activista liberal que incluso llegó a impulsar el plebiscito de 1957, en el que las mujeres colombianas pudieron votar por primera vez. 

Su familia —eso sí— tenía una importante tendencia religiosa, de la que no se desvinculó durante su adultez. Tampoco lo hizo de la idea de su padre del «trabajo duro». 

Uribe terminó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Jorge Robledo de Medellín en 1970. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia en 1977. Años después, en 1993, obtuvo certificados en Gerencia y Resolución de Conflictos en Harvard. 

En 1983, Uribe vivió uno de los momentos que marcarían su vida tanto personal como política. Su padre fue asesinado por el frente 36 de la extinta guerrilla de las FARC. 

Se trató de un episodio que sería central en su discurso de “mano dura” contra las guerrillas del país y que le serviría también para justificar muchas de las medidas adoptadas durante sus dos periodos presidenciales hacia ese objetivo. 

El episodio lo vivieron en primera persona sus dos hermanos —Santiago y María Isabel—. Ocurrió en las Guacharacas, una de las haciendas que poseía la familia de Uribe. Ahí su padre recibió un disparo cuando el helicóptero en el que viajaron aterrizó en ese lugar. 

Uribe se ha referido al hecho en varias ocasiones y ha asegurado que lo convenció aún más de política belicista contra las Farc.

“Es el hecho que marcó profundamente a la familia y que sirvió como catalizador para empezar a formar lo que sería la política de Seguridad Democrática para fortalecer a las Fuerzas Armadas en el combate del terrorismo”,  sostienen periodistas de la capital del país.

Una que, sin embargo, ha sido fuertemente criticada por sus detractores debido a las graves violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante su Gobierno, como los denominados como “falsos positivos” (los secuestros y ejecuciones extrajudiciales de civiles para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combate), y por su presunta vinculación con grupos paramilitares.

Aunque Uribe se presentó en su primera campaña presidencial como un ‘outsider’ alejado de la política tradicional y poco conocido a nivel nacional, ya contaba con una trayectoria política consolidada y varios cargos públicos previos.

Durante la Presidencia de Alfonso López Michelsen, fue secretario general del Ministerio de Trabajo en el año de 1977.

Posteriormente, fue director de la Aeronáutica Civil entre 1980 y 1982. En este último puesto fue cuestionado no solo por su gestión administrativa, sino también por presuntas conexiones con redes vinculadas al narcotráfico. Otros, en cambio, resaltan obras como la construcción del aeropuerto José María Córdoba y mejoras en la conectividad aérea del país.

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