Esta es la historia de solidaridad y amor al prójimo en medio de las frías noches payanesas, gracias a los feligreses de la parroquia Santo Domingo.
Venciendo frío, la soledad de la noche y hasta la inseguridad que hay en Popayán, el padre Carlos Hurtado y varias lideresas de la ciudad arribaron hasta el tradicional parque Mosquera para compartir un delicioso consomé con los habitantes de calle del barrio Bolívar, uno de los más deprimidos de la comuna tres de la capital del Cauca.
Luego de prepararlo en la entrada de la iglesia del Santísimo Sacramento, ubicada en este barrio del centro histórico, tras el aporte económico de comerciantes y líderes de la capital del departamento, estas amas de casa se dieron a la tarea de llevarles este alimento a aquellos que optaron por convertir las calles en su hogar, su sitio de descanso, porque a veces la vida se pone dura o no sabemos cómo afrontarla, pero Dios siempre está ahí, acompañando a las personas.
Esta labor nació de forma espontánea, por parte de un grupo de personas que su arma de lucha son las enseñanzas de Jesús, el mismo que invitó a amar al prójimo como a nosotros mismos, estas personas no buscan, entonces, protagonismo, no. Sencillamente, buscan llevar un mensaje de aliento, de amor con aquellas personas que viven en las calles de este sector de la comuna tres.
“Materializamos las enseñanzas de Jesús de compartir con el hermano sin importar su condición, de ahí que llegamos a este punto de la ciudad para ofrecerle este alimento a nuestros hermanos y compartir con ellos unas palabras de amor, esperanza y optimismo”, relata el padre Carlos Hurtado a la hora de ir entregando este plato a las mujeres y hombres que viven en las calles de este sector de Popayán.
Tienen hambre, frío, cansancio, tristeza, otros están dominados por la droga, el bazuco, pero al saber que les sirven el consomé con una tajada de pan, sonríen, porque seguro es el único alimento del día o porque no esperaban que alguien le extendiera una mano solidaria a esa hora de la noche, cuando deben pelear por sobrevivir, llegaron ellos, los discípulos de Jesús para decirles ánimo, que la vida es valiosa y que ellos son importante, a pesar de todo.
“Jesús es acción, de ahí que adelantamos esta actividad para darle vida al evangelio con actos, no necesitamos mucho para decirle a los demás que lo amamos sin importar su condición, acá estamos para ayudar al ser humano más allá del estereotipo, es buscando rescatar a esas personas, sin juzgar ni señalar porque como bien nos enseñó el hijo de Dios, hay que amar al prójimo como él nos ama por encima de nuestros pecados”, agrega el padre Hurtado al momento de ir repartiendo este alimento, como el hijo de Nazaret, que recorrió su tierra a la hora de escuchar al desvalido, al enfermo, para después ayudarle.
Sí, es una actividad social de las personas que asisten a los actos religiosos de la parroquia San Domingo, ubicada en el centro histórico de Popayán y liderada por el padre Carlos Hurtado, sacerdote que tiene la camiseta puesta a la hora de llevar la palabra de Dios y las enseñanzas de Jesús a todos los sectores de la ciudad, pero con actos concretos, a pesar de que sean pequeños, él quiere los payaneses fortalezcan la fe como forma de salir adelante. Por eso lidera esta clase de jornadas para contribuir a la construcción del tejido social entre las comunidades.
De ahí que prepararon este alimento poco a poco en esa tarde de viernes, 6 de diciembre, para después repartirlo con este grupo poblacional, porque saben que la palabra de Dios se transmite con amor, paciencia y abnegación, porque saben que estas son las herramientas poderosas que pueden generar un cambio de vida positivo entre los habitantes de calle de la capital del Cauca.