Con esta medida, el jefe de Estado busca restablecer el orden público en la región del Catatumbo.
El presidente de la República Gustavo Petro declaró este lunes 20 de enero el estado de conmoción interior, a raíz de los combates que libran los grupos armados al margen de la ley en el Catatumbo, en la frontera con Venezuela.
La guerra persiste entre el ELN y las disidencias de las Farc, a pesar de que el mandatario ha intentado negociar la paz sin éxito con estas mismas organizaciones armadas ilegales. Lo anterior ha dejado decenas de muertos y miles de desplazados este fin de semana.
Por eso Petro ha reforzado la zona con 300 miliares más de las fuerzas armadas colombianas, pero la batalla entre ‘elenos’ y disidentes continuaba este lunes, por eso es medida de excepción.
Hay que tener presente que la conmoción interior, uno de los varios tipos de estado de excepción autorizado por la Constitución colombiana de 1991, otorga al presidente poderes especiales para enfrentar amenazas inminentes contra el Estado.
La medida puede prorrogarse hasta 90 días y entender en dos ocasiones. La norma no especifica de qué herramientas concretas podrá usar el presidente, así que queda por ver el impacto real de la medida. Uno de los referentes más cercanos es el de Daniel Noboa, el mandatario que en Ecuador lo decretó para sacar al Ejército a las calles para que se ocuparan de la seguridad ciudadana.
Al mismo tiempo, el presidente ha anunciado el estado de emergencia económica para atender la crisis humanitaria en el Catatumbo. Se entiende que pretende solucionar el conflicto con una aproximación distinta, no solo con las armas.
De ahí que Petro suele decir que el desarrollo económico de las regiones será lo que acabe con parte de la violencia que viven estas zonas apartadas, donde el Estado no logra imponer el imperio de la ley.
Lo sucedido en el Catatumbo no es sino una demostración más, del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas.
La acción de masacre cometida por el ELN con fuerzas traídas desde Arauca hasta el Catatumbo calca perfectamente el accionar de los…
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 20, 2025
También el jefe de Estado ha pedido que la justicia no le tumbe esta medida, que podría ser recurrida en los tribunales. “Espero del poder judicial su apoyo”, ha escrito en su cuenta en la red social X. El presidente pide que no se repita lo que ocurrió con el estado de excepción que decretó para combatir la crisis de agua en La Guajira, un departamento desértico. La medida quedó anulada por la Corte Constitucional.
Cuando llegó al poder, el mandatario de la nación pidió a su gente de confianza porque iniciaba negociaciones con todos los grupos armados del país. A aquello se le puso el nombre de “paz total”. Hasta el momento esto no ha dado resultado. La realidad ha acabado aplastándole por la violencia en los territorios.
El ELN, la guerrilla más antigua de Colombia, no ha dado muestras de querer dejar las armas después de dos años largos de conversaciones. Ahora mismo parecen rotas, más después de que el ELN se esté enfrentando en el Catatumbo, en el borde con Venezuela, a varias disidencias de las FARC. Esa es la región con mayor concentración de cultivos de hoja de coca en el mundo.
De igual manera vale la perna recordar que Petro llegó a la Casa de Nariño con la paz como bandera. Su pasado guerrillero lo legitimaba para poder entablar conversaciones con los grupos armados todavía activos desde un punto de vista humanista, sin ánimo de revancha. Este presidente entendía porqué esos hombres se habían echado al monte y a la selva, él mismo tuvo esa pulsión en nombre de la justicia social.
Por lo registrado en el Catatumbo, Gustavo Petro ha perdido la fe en ellos y ahora los enfrenta. Ya ni los considera guerrilleros. “Lo sucedido en el Catatumbo no es, sino una demostración más, del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas”, ha escrito en las redes sociales.
De ahí que les profiere el peor de los insultos: “La acción de masacre cometida por el ELN con fuerzas traídas desde Arauca hasta el Catatumbo calca perfectamente el accionar de los grupos paramilitares, cuando, dirigidos por Mancuso, llegaron a la zona: masacre de campesinos civiles, en estado de indefensión. Crímenes de guerra por doquier que son crímenes contra la humanidad”.
En este contexto, el gobierno de Petro busca aplicar medidas excepcionales para enfrentar la crisis y proteger a las comunidades más vulnerables, a la vez que lucha por restablecer el orden en un territorio marcado por décadas de conflicto.