Con esta entrega, la entidad busca dar un uso social a los bienes incautados al crimen organizado, convirtiéndolos en escenarios de transformación cultural y comunitaria.



La Sociedad de Activos Especiales, SAE, entregó oficialmente a la Fundación Tripido Graffiti un inmueble avaluado en $690 millones, que había sido incautado al narcotráfico y se encontraba bajo administración de la entidad. El bien, que tiene un área de 153 m²., fue confiscado en 2004 a Justo Pastor Perafán Homen y a su núcleo familiar, tras comprobarse que había sido adquirido con recursos provenientes del tráfico de estupefacientes y el enriquecimiento ilícito.

Con esta entrega, la SAE reafirma su compromiso de transformar patrimonios ilegales en oportunidades sociales y culturales. “Con hechos como este demostramos que la SAE no solo administra activos, sino que los devuelve a la sociedad convertidos en herramientas de justicia y oportunidades colectivas”, afirmó la presidenta de la SAE, Amelia Pérez Parra.

La Fundación Tripido Graffiti

La organización fue creada en memoria de Diego Felipe Becerra, joven grafitero, quien murió por un disparo con un arma de fuego en 2011, en hechos que involucraron a la Policía Metropolitana de Bogotá y que marcaron un antes y un después en la relación entre el arte urbano, los Derechos Humanos y la justicia en Colombia.

Fundada por los padres de Diego Felipe tras una década de lucha judicial, la fundación trabaja en tres frentes principales:

1. Promoción del graffiti y del arte urbano responsable como expresión legítima de ciudadanía.

2. Acompañamiento a víctimas de abuso policial, con apoyo jurídico, psicológico y comunitario.

3. Procesos de memoria histórica que reivindican la voz de los jóvenes y fortalecen la cultura urbana en Bogotá y otras regiones del país.

Es así como la Fundación Tripido celebró la entrega como un paso decisivo para consolidar su labor en un espacio propio, donde el arte urbano y la memoria continúen marcando el camino hacia una cultura de paz. Esta entrega representa un mensaje claro: los patrimonios ilícitos que alguna vez alimentaron la violencia y la corrupción hoy se convierten en instrumentos de reparación, dignidad y construcción social.

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