Autoridades tienen documentado varios puntos sobre el río Micay, en el departamento del Cauca, en donde miembros de este grupo criminal estarían adelantando labores de explotación ilícita de yacimientos mineros.
Y es que pese a que en Cali, a pocos kilómetros de allí, se adelanta la COP16, la cumbre ambiental más grande e importante del mundo; de acuerdo a registros que se realizan de manera periódica y constante, la Fuerza Pública tiene referenciadas las zonas en donde, en el Cañón del Micay, se viene realizando un grave daño ambiental a esta importante fuente hídrica de la que se surten varias comunidades como lo son San Juan de Mechengue, El Plateado, La Emboscada, Honduras entre otras.
Lo que se ha podido evidenciar es que estarían empleando de manera indiscriminada y sin ningún control ni conciencia de cuidado, maquinaria amarilla, dragones, motores, así como químicos como mercurio y cianuro, estos son altamente tóxicos y perjudiciales para la vida humana.
Las fotografías y videos captados por tecnología de vanguardia por la fuerza pública refleja el crimen ambiental y silencioso que se ha extendido más allá del cauce del río Micay. La maquinaria amarilla, que engañan mediáticamente diciendo que es para carreteras, ha desviado el cause natural del rio y han convertido el agua cristalina y fluida en una sustancia oscura y estancada que aniquila la vida animal y vegetal que depende de la misma.
El daño que han venido causando las disidencias, cuyo máximo cabecilla es alias Iván Mordisco, es tal que en varias zonas ya se han formado “piscinas” en donde el agua ha tomado colores extraños, evidenciando el uso y empleo de químicos lo que representa un grave riesgo para la población civil, así como para la flora y fauna de esta región entre los municipios de Argelia, El Tambo y López de Micay perjudicando a más de 16 mil personas que allí habitan.
Para disfrazar este crimen y evitar las acciones judiciales y operacionales contra estos grupos ilegales y contra pobladores que apoyan estos delitos, las disidencias han optado por instrumentalizar a la población civil para evitar las llegadas de las tropas, incluso la de presionarlos para que informen si ven movimientos de vehículos o aeronaves, y de este modo poder mover las maquinarias y ocultarlas para evitar la flagrancia y así eludir los controles que se han previsto. De igual manera este grupo criminal estaría constriñendo a las comunidades para que mediante protestas exijan la salida de la Fuerza Pública y la “no militarización” del territorio, esto con el objetivo de recuperar el terreno perdido y poder retomar el control de todas las rentas ilegales que tenían.
Así mismo estarían ubicando maquinaria sobre las carreteras cercanas al cauce del río Micay, para darle una apariencia de legalidad, y argumentar que están realizando tareas de mantenimiento y trabajo sobre la vía. Es de anotar que este fue el engaño inicial con el que las disidencias llevaron la maquinaria a esta zona, referenciando que serían usadas para trabajos en beneficio de las comunidades.
Pero como ya se ha visto en varios videos y fotografías, estas son empleadas para afectar y depredar las fuentes hídricas y las zonas verdes con las que cuenta esta zona del Pacífico-Sur del departamento del Cauca.
El daño generado por esta práctica criminal en contra del medio ambiente, la vida silvestre y humana se estima en más de 100 hectáreas a lo largo del cauce del río Micay, una grave afectación que difícilmente pueda ser reparada en el corto tiempo. Igualmente, este grupo ilegal estaría obteniendo mensualmente entre 8 y diez mil gramos de oro, lo que le estaría generando ganancias criminales de por lo menos 7.000 millones de pesos para la estructura Carlos Patiño de las disidencias de las Farc.