El juez de garantías decidió que el principal sospechoso de la muerte del joven de 21 años no será remitido a la cárcel, puesto que las pruebas no son insuficientes.


Andrés Camilo Sotelo, el joven señalado por la Fiscalía General de la Nación por el asesinato de Juan Felipe Rincón, hijo del general de la Policía, William Rincón, inspector general de dicha institución, fue dejado en libertad este lunes 2 de diciembre.

El juez 76 Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Bogotá llegó a la conclusión que el ente acusador, que señala a Sotelo como el asesino del joven de 21 años, “no demostró con elementos materiales de prueba que es suficiente para imponer una medida de aseguramiento”.

“Hay una inferencia no razonable porque la conclusión de la Fiscalía no tiene los elementos materiales suficientes”, argumentó el juez sobre las pruebas que expuso la Fiscalía para demostrar que fue Andrés Camilo Sotelo quien disparó el arma que acabó con la vida de Rincón.

Antes de dar su decisión, el juez hizo una compilación de todos los hechos, así como las evidencias relacionadas con el homicidio. Y en reiteradas ocasiones señaló que el arma que portaba Sotelo, el único procesado por este asesinato, “no era apta para disparar”.

En la audiencia, además, recordó que el revólver de color plateado que el procesado tenía el día del homicidio era un arma CO2, lo que significa que era un arma que hace combustión a través de gas. No obstante, el arma que le provocó la muerte a Rincón debió ser un arma “potente”.

Ana Margarita Durán de León, abogada de la madre de la víctima, recordó que el arma que, supuestamente, portaba Sotelo, no fue recolectada en el lugar de los hechos, sino que llegó posteriormente a manos de las autoridades judiciales.

“La segunda arma llega porque una señora (hermana del aquí imputado) hace entrega del esqueleto y las partes son encontradas en la escena”, recalcó el juez durante la audiencia.

La abogada cuestionó otras pruebas como los videos registrados por las cámaras de seguridad de la zona, además de las múltiples agresiones de Sotelo y otras personas que le hicieron una “emboscada” al joven que perdió la vida.

“No podemos asegurar que Andrés Sotelo no va a cometer otro acto de agresión y de barbarie. Le encontraron hematomas, golpes, el cráneo fracturado”, señaló la defensora sobre el ataque que sufrió Rincón antes de su muerte. Con base en estos argumentos, la abogada solicitó que el procesado permanezca en detención preventiva en su lugar de residencia.

Por su parte, el abogado Juan Felipe Criollo, quien representa al general William Rincón, solicitó que la decisión pase a un juez de segunda instancia.

Existen diferentes versiones que se conocen hasta el momento, incluyendo las de familiares de las niñas, coinciden en que Juan Felipe Rincón recogió a la menor de 15 años en Titán Plaza la noche del sábado, 23 de noviembre, y se la llevó, al parecer, con su consentimiento a su apartamento ubicado en la Calle 170 con séptima, donde vivía solo desde hacía cerca de dos meses.

Al día siguiente, siendo las 6:30 a.m llamó a su escolta y le pidió que lo recogiera en un punto de la carrera 30 al que él llegaría con la joven. Ambos fueron recogidos aproximadamente a las 10 de la mañana, y por petición de Juan Felipe Rincón llevados al barrio Quiroga.

Pero al llegar allí, y luego de saludarse con una mujer de aproximadamente 35 años, aparecieron dos hombres, entre ellos el hoy procesado, Andrés Sotelo, con perros rottweiler que se abalanzaron contra el joven.

Todo ello, al parecer, en retaliación a unas conversaciones íntimas por Instagram que habían descubierto entre la sobrina de Sotelo, de nueve años, y Juan Felipe Rincón. En ese punto es donde se presentan dos versiones sobre lo ocurrido, las cuales aún no tienen respuesta.

Mientras la Fiscalía le otorgó validez al testimonio del escolta Sergio Rico, quien asegura que reaccionó cuando vio que estaban golpeando a Juan Felipe. La defensa de Sotelo argumenta que no se tuvo en cuenta un informe de balística que asegura que el arma que su defendido tenía no servía para disparar.

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