Sigue lloviendo en este municipio de Santander y las alarmas continúan encendidas luego de la avalancha que azotó al municipio durante la madrugada del pasado domingo 10 de noviembre.


A la creciente súbita de la quebrada Las Cruces, que afectó cultivos, varias casas y hasta vidas humanas, se le suman varios derrumbes que se registran en la parte alta de la montaña en la que nace este afluente.

Según el alcalde de San Vicente de Chucurí, Óscar SanMiguel, el deslizamiento de tierra y material vegetal podría desencadenar en una nueva avalancha.

«Las personas damnificadas suman más de 500. Los afectados del sector urbano los tenemos en las instalaciones del Instituto Cristiano de Promoción Social, Icproc, pero la gran mayoría siguen incomunicados en el sector rural, en zonas como Cantagallos y Campo Hermoso”, agregó SanMiguel Rodríguez.

Una de las campesinas afectadas por el fenómeno natural fue Carmen Martínez, residente del barrio Orocué de esta población.

La ciudadana recordó que el pasado domingo 10 de noviembre, el ruido de la quebrada los despertó. “Sentimos un estruendo contra la casa y la cama se nos movió. Salimos y vimos como el agua comenzó a meterse a nuestra vivienda. Salimos corriendo a la parte alta y la casa se inundó”, manifestó.

El pasado miércoles 13 de noviembre, Carmen regresó al lugar junto con su esposo y otra familiar para buscar entre la tierra y el barro algunas de sus pertenencias para rescatar. “Con palas estamos sacando el barro que está casi hasta el techo. La ropa, las sillas, los utensilios de cocina están enterrados”, expresó.

Según el reporte oficial, cerca del 70 por ciento del municipio se encuentra incomunicado. La vía entre San Vicente y el Carmen de Chucurí registra graves afectaciones, lo mismo que las carreteras que comunican con las veredas de la parte alta de municipio y las del sector bajo como Cantarranas.

Desde el pasado martes, tras la llegada de maquinaria amarilla tipo oruga, que dispuso la Gobernación de Santander, operarios abren paso entre el baro y las piedras para llegar a atender a quienes siguen atrapados en sus fincas. 

Por su parte, el suministro de agua se encuentra interrumpido en el casco urbano y está en riesgo el acueducto que abastece al corregimiento de Yarima.

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