Tibú, Norte de Santander: encuentro entre disidencias de las Farc y el gobierno para iniciar diálogos de paz


Para hoy domingo 8 de octubre se tiene programado la instalación oficial de la mesa de diálogo para iniciar un proceso formal de paz con la disidencia más grande de la entonces guerrilla de las Farc, el Estado Mayor Central, EMC, cuyos delegados se encuentran en Tibú, Norte de Santander,, en la conflictiva región del Catatumbo, así como los negociadores del gobierno Nacional.

Aunque en el ambiente no ha estado distante a las suspicacias, este sábado 7 de octubre entregaron un mensaje de tranquilidad de cara al evento donde el vocero designado por los insurgentes, Andrey Avendaño, se mostró “optimista” a pesar del cruce de acusaciones que intercambiaron ambas partes tras la muerte de uno de sus comandantes y el anuncio de las Fuerzas Militares de que seguirán las operaciones ofensivas.

Más temprano, sin embargo, señaló que todavía no se podía cantar victoria sobre este nuevo acercamiento con el que se espera establecer un cese al fuego bilateral que duraría 10 meses.

“Aspiramos se pueda dar el encuentro. Aquí las comunidades han venido haciendo un gran trabajo. Los procesos sociales han estado a la cabeza de la organización del evento, convencidos de que es un espacio muy importante”, explicó el líder disidente. 

Pero en el transcurso del día el jefe subversivo volvió a enviar un mensaje de tranquilidad sobre la cita de este domingo: “En esta situación todos estamos lo suficientemente grandes como para medir el significado de nuestras palabras”.

Para los integrantes de la delegación del Gobierno, por su parte, “en el ambiente se respira paz”, en palabras de Gloria Quiceno. “Lo llena a uno de esperanza, desde la comunidad la gente lo que quiere es la paz”, dijo la integrante del grupo oficial, que destacó que va a haber una actividad cultural y artística en la tarde de este domingo, en el polideportivo de la mencionada población nortesantandereana.

“Tenemos que empezar cumpliendo lo que hemos firmado previamente”, reiteró el delegado subversivo, recordando el acuerdo de Playa Rica (Suárez, Cauca), adoptado hace unas semanas y que hablaba del comienzo formal de los diálogos y en paralelo también de la pausa en las hostilidades.

“Ahorita no podemos nosotros resultar con otra cosa y dejar como un sinsabor ante el pueblo”, apuntó Avendaño, y añadió que “la mayoría de las comunidades están esperando un cese el fuego”.

Avendaño insistió en “demostrar con hechos la verdadera voluntad de las partes” que “generen confianza en las comunidades”. “¿Cuántos muertos más tienen que haber para que entendamos de que las armas no van a resolver el problema de Colombia?”, cuestionó el vocero del EMC.

El EMC, disidencia formada antes de la firma de la paz con las FARC, agrupa alrededor de unas 3.400 personas en varios frentes liderados por alias “Iván Mordisco”.

Este grupo ya había pactado un cese al fuego con el Gobierno a principios de año que se iba a extender hasta junio, pero se suspendió de forma parcial en mayo en cuatro departamentos después de que las disidencias asesinaran a cuatro menores indígenas a los que antes habían reclutado.

No fue el único encontronazo que tuvieron ambas partes. La instalación de la mesa de diálogo estaba prevista para mayo, así lo anunció la guerrilla en un macroevento en el que se dio un baño de masas y mostró músculo, pero finalmente se aplazó.

Y ahora llega en un incierto camino donde las últimas semanas las disidencias han emprendido una ofensiva con ataques y atentados contra la fuerza pública sobre todo en el departamento del Cauca y las fuerzas públicas también han desarrollado varios operativos contra las actividades ilícitas del grupo que llevó al anuncio el viernes de que el Ejército había abatido a alias “Gato”, del frente “Carolina” Ramírez, señalado de asesinar a los cuatro menores indígenas.

Hay que recordar que es el segundo proceso de negociación de paz del Gobierno de Gustavo Petro, después de que el año pasado arrancara un diálogo con la guerrilla del ELN, que ya ha tenido varias rondas en las que se han alcanzado acuerdos humanitarios, de participación ciudadana y un cese el fuego bilateral.

A pesar de las turbulencias, el ambiente de Tibú es de cierto optimismo, con las calles recién pintadas, un coliseo listo para acoger a las dos delegaciones y camionetas circulando por las calles con música y mensajes que anuncian el arranqu del diálogo, tan esperado por las comunidades afectadas por la guerra.

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