¡Un infierno! ¡Aterrador! Terroristas de Hamás secuestraron y masacraron a cientos de israelíes en fiesta electrónica.


El terror, el caos y los disparos estallaron en un festival de música en Re’im, Israel, el sábado 7 de octubre cuando sujetos armados atacaron a los jóvenes poco después del amanecer.

Miles de asistentes habían bailado toda la noche en el festival Supernova, celebrado en una remota zona del sur de Israel, muy próxima a la frontera con la Franja de Gaza. Cuando la fiesta se acercaba ya su fin, comenzaba a verse en el cielo bocanadas de humo de lo que parecían ser cohetes.

Poco después del amanecer ya sonaban las sirenas, pero pocos en la fiesta podían escucharlas, por el alto volumen de la música. Los disparos de fondo se podían confundir con otros sonidos de las mezclas. Nadie imaginaba lo que se avecinaba. A un par de kilómetros, los terroristas habían comenzado a atacar tanques y soldados israelíes. Llegaban a la zona en motos e incluso en parapentes, y comenzaban la brutal persecución.

“Ni siquiera teníamos ningún lugar donde escondernos porque estábamos en un espacio abierto. Todos entraron en pánico y comenzaron a tomar sus cosas”, declaró Tal Gibly una asistente al Festival Nova, realizado en una zona rural de cultivo cerca de la frontera entre Gaza e Israel.

“Era tan aterrador y no sabíamos adónde conducir para no encontrarnos con esa gente malvada. Tengo muchos amigos que se perdieron en el bosque durante muchas horas y les dispararon como si fuera un campo de tiro”, expresó Gibly. “Quienes lograron escapar en sus autos, denunciaron que las carreteras se habían atascado y que nadie podía moverse. Fue entonces cuando comenzaron los disparos”, añadió Gibly.

Una mujer británica, Lisa, manifestó que su hijo de 26 años, Jake Marlow, había estado proporcionando seguridad en el festival. Desde entonces está desparecido. “Estaba de vigilante en la fiesta y me llamó a las 4:30 para decirme que estaban volando cohetes”, explicó.

“Luego, sobre las 5:30, me envió un mensaje de texto diciendo: ‘señal muy mala, todo va bien, te mantendré informada, te lo prometo’, y que me quiere”. Desde entonces no se ha vuelto a comunicar con él.

Unas 30 personas desaparecidas en la fiesta de baile aparecieron tras estar escondidas el domingo. El saldo es de 260 muertos, según los medios de comunicación israelíes.

Mientras tanto, este lunes, voluntarios conmocionados hablaron de su horrible trabajo de recuperación de los cadáveres tras el festival.

Aunque muchos fallecieron, otros fueron tomados como rehenes, y un video de Noa Argamani, una mujer de 25 años, pidiendo ayuda desde la parte trasera de una motocicleta mientras era secuestrada se difundió por las redes sociales.

Simplemente fueron y dispararon a la gente en los coches”, expresó Moti Bukjin, portavoz de la organización humanitaria Zaka, que ayudó a recuperar cadáveres del lugar de los hechos.

“En la zona donde se celebró la fiesta y en la propia fiesta”, estimó que “había entre 200 y 250 cadáveres”, basándose en el número de camiones utilizados para transportar los cuerpos sin vida.

Ese macabro balance significa que el número de muertos en la fiesta representa más de un tercio del total de víctimas mortales del asalto del grupo extremista Hamás, que el ejército israelí cifra este lunes en más de 700.

Bukjin dijo que había sido voluntario en Zaka durante 28 años y “pensé que había llegado a mi fin” después de trabajar en una estampida mortal en Meron durante un festival religioso hace dos años. “

Pensé que era el fin del mundo”, pero “resulta que las cosas pueden ser mucho, mucho peores”, dijo en una llamada telefónica mientras se preparaba para continuar el trabajo de recuperación de Zaka, una ONG religiosa especializada en la recogida de cadáveres bajo los preceptos de la ley judía.

“Han masacrado a la gente a sangre fría de una forma inconcebible”, dijo sobre lo que vio en el lugar del festival de música.

En una importante carretera cercana, “había coches a un lado de la carretera, un coche volcado, un coche de lado… en cada coche había dos o tres cadáveres o un solo cuerpo asesinado a tiros”, relató.

Imágenes aéreas mostraban decenas de coches calcinados en el arcén de la carretera que salía del recinto del festival.

Bukjin explicó que todos los cadáveres que manipuló eran de personas muertas a tiros, rematadas por los atacantes con un tiro en la cabeza o incendiando sus coches.

“Lo chocante es que confirmaron que las personas a las que habían disparado estaban muertas. Tuvieron mucho tiempo hasta que llegaron las fuerzas de seguridad. Algunos de los coches los quemaron con gente dentro”, dijo.

“En algunos vimos un disparo en la cabeza, una bala en la cabeza, una bala en la barbilla. No es disparar al azar y esperar que den en el blanco”.

Entre los muertos había asistentes al festival que intentaron escapar a pie.

La conversación con Bukjin tuvo lugar mientras el ejército anunciaba que sus fuerzas habían recuperado el control de las comunidades cercanas a Gaza de manos de los combatientes de Hamás. Bukjin dijo que sólo ahora Zaka comenzaría a recoger los cadáveres de esas comunidades, incluidos ancianos, niños y bebés.

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