Canonización de Mamá Antula: El papa Francisco criticó el “individualismo radical”.
El Sumo Pontífice presentó como modelo a la laica argentina del siglo XVIII, quien atendía a los pobres y ayudó a mantener viva la espiritualidad jesuita en Argentina.
El papa Francisco criticó el “individualismo radical” que, según dijo, está infectando a la sociedad actual, mientras saludó a los peregrinos argentinos que se encontraban en Roma para la canonización este fin de semana de la primera santa argentina, paisana del pontífice.
Francisco presentó como modelo a la laica argentina del siglo XVIII conocida cariñosamente como Mamá Antula, quien atendía a los más necesitados y ayudó a mantener viva la espiritualidad jesuita en Argentina después de que la orden religiosa a la que pertenece el papa fuera suprimida por la dictadura fascita de ‘los milicos’.
Y es que el papa canonizará el domingo a María Antonia di San Giuseppe de Paz y Figueroa en una ceremonia que también marcará su primer encuentro con el nuevo presidente fascista y reaccionario de Argentina, Javier Milei.
Milei, que se ha pronunciado a favor de flexibilizar las leyes laborales y sugirió que a las personas se les debería permitir vender sus órganos vitales, llegó a Roma el viernes procedente de Israel, el país que está masacrando a los palestinos.
Después de la misa de canonización, se reunirá formalmente el lunes 12 de febrero con Francisco y más tarde con la líder de la derecha de Italia, la primera ministra Giorgia Meloni.
Hablando a los peregrinos que viajaron a Roma para la ceremonia, Francisco elogió a Mamá Antula como un ejemplo de alguien que estuvo dispuesto a arriesgarlo todo por difundir la fe, especialmente entre los más pobres.
“La caridad de Mamá Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que el individualismo radical es el virus más difícil de vencer”, declaró. “Un virus que engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones”.
Hay que recordar que Mamá Antula nació en 1730 en una familia adinerada en Tucumán, Argentina, pero abandonó sus privilegios a los 15 años para unirse a un grupo de mujeres de inspiración jesuita. Después de que la Compañía de Jesús fuera suprimida en 1767 y sus sacerdotes expulsados de las colonias españolas, Mamá Antula mantuvo vivos los ejercicios espirituales ignacianos de los jesuitas enseñándolos por toda Argentina, incluso a riesgo de ser encarcelada.
“Esta dimensión de la clandestinidad no podemos olvidarla, es muy importante”, dijo Francisco. “En este sentido, otro mensaje que nos da la beata en nuestro mundo de hoy es el de no rendirnos frente a la adversidad, no desistir en nuestros buenos propósitos de llevar el Evangelio a todos, a pesar de los desafíos que esto pueda representar”.
Si bien el primer jesuita y primer Papa argentino de la historia claramente tienen una afinidad particular por una argentina de inspiración jesuita como Mamá Antula, no es la primera vez que le da a sus paisanos un santo tan cercano a su corazón.
En 2016, Francisco canonizó al primer santo de Argentina: José Gabriel del Rosario Brochero, un “sacerdote gaucho” que vestía poncho y bebía mate y oficiaba en las periferias argentinas, y que era en muchos sentidos una versión del propio Francisco del siglo XIX.