Colombia dejó escapar la victoria ante los uruguayos.


La Selección Colombia igualó 2-2 con Uruguay en un encuentro en el que sufrió el ensayo de una defensa llena de dificultades, que pudo ser un espectáculo de James y Vargas y acabó condenándolos a todos.

Más que el calor, el primer enemigo era la imprecisión, muy favorecida por un ensayo que no parecía exitoso desde los primeros minutos del partido: Arias a la izquierda, Uribe a la derecha y Barrios, obligado a multiplicarse y dejando espacios que sabían aprovechar Rodríguez y Cáceres, en varias ocasiones.

La primera noticia del ataque local era la sociedad de Díaz, Borré y Uribe que enviaba por fuera este último a los 15 minutos. Tímido, insuficiente, revelador de una imprecisión preocupante y que los espectadores empezaron a rechazar.

¿Qué pasaba? Arias por izquierda lucía confuso, Uribe daba ventajas y no alternaba con Santiago Arias, lo cual era una invitación para el ataque uruguayo que obligaba al propio arquero Vargas a ir a la banda a cortar y cometer falta y luego a jugarse la vida, a los 16, en el mano a mano con Rodríguez. Salió bien librado.

Una buena descripción de la confusión local era la extraña jugada en el área entre Uribe y Barrios que habilitaba a los uruguayos con un tiro felizmente desviado y el nuevo lucimiento de Vargas en el cierre con todo el cuerpo a Pelletri. Los colombianos se salvaron.

Pero esa acción fue la base que vendría después, la reivindicación de Santiago Arias con una gran jugada en la que metía un sablazo en forma de pase a James, quien llegaba por el medio del área para definir de puntazo, de zurda, castigando al arquero Mele para el 1-0.

Se venía encima Uruguay tratando de limitar el daño pero chocaba una y otra vez con un Vargas enorme, artífice de la ventaja que llevaba Colombia al descanso.

Pero un acto de justicia le daba al equipo de Bielsa un premio al esfuerzo en dos minuto del complemento, cuando una falla de marca masiva en el juego aéreo, le sirvió a Olivera el empara parcial 1-1.

Entonces, cuando falló el fútbol jugó el corazón, ese que hizo que Díaz inventara una letal salida, le dejara la pelota a James y este metió el puñal al medio del área, donde esperaba Uribe para rematar y celebrar el 2-1, con polémica mano del 10, incluida, aunque no sancionable, para devolver la ilusión.

Y empezó a caer el ímpetu de los uruguayos y a crecer el de los colombianos y vinieron sendas opciones que se iban a extrañar después: Solo en el mano a mano con Mele la tiró a las nubes Díaz, estrelló en el travesaño James otro remate casi desde el suelo y Jhon Arias a su turno ponía la pelota contra el travesaño. Insólito era ya que no entrara el tercero…

Se iría Uribe por Carrascal y crecería el ataque, aunque ya necesitaba cambios el equipo local para ampliar la cuenta porque James, que volvía a ser la brújula de Colombia como antaño, acusaba cansancio. Mientras, dos veces amenazaba Uruguay con el empate, uno salvado por Vargas y otro con un remate apenas elevado de Araujo.

¿Recuerda que decíamos que se iban a extrañar goles? Sucedería a los 87 minutos, cuando vino un error de tantos de la zaga nacional, falta de Vargas sobre Araújo, expulsión, gol de Núñez y la ventaja, al traste. No habría ya tiempo para nada más, salvo una opción más muy amenazante de Uruguay y un tiro de esquina de Dávinson Sánchez que atajó Mele. Un punto pero debían ser tres. Un desperdicio de esfuerzo, una pena que pudo ser mucho peor.

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