Colombia: las mujeres se movilizaron bajo consignas renovadas a favor del aborto.


Como sucede desde hace 30 años, decenas de mujeres e integrantes de la comunidad LGBTIQ conmemoraron el Día de acción global por un aborto legal y seguro.

En Colombia se adelantaron manifestaciones en las principales ciudades. En Bogotá, por ejemplo, la jornada contó con la presencia de alrededor de 1.000 personas, según datos de la Alcaldía Mayor.

El punto inicial de concentración fue la Plaza de Bolívar, con música en directo. Ya al caer la tarde, la movilización continuó con un recorrido por el centro de la ciudad, que culminó con otro concierto en la Plaza de La Hoja, hacia el occidente de la ciudad.

Fue la segunda marcha desde que la Corte Constitucional despenalizó totalmente el aborto hasta la semana 24 de gestación, con la llamada sentencia Causa Justa o C-055 de 2022. Esto último considerado como un avance que se ha visto reflejado poco a poco en el acceso a interrupciones voluntarias del embarazo.

Así lo reconoció un pañuelo gigante que adornó las presentaciones musicales. Al grito de “¡Aborto libre, acompañado e interseccional!”, las mujeres y personas con experiencias de vida trans reivindicaron no solo a quienes abortan, sino a sus redes de apoyo, una herramienta fundamental para luchar contra el estigma social y para que los abortos se practiquen de manera segura y lejos de la clandestinidad. 

La marcha reflejó el estado actual del movimiento social y de las ciudadanas, que ya no solo piden un aborto libre y seguro, sino también que deje de ser un evento solitario.

A lo largo y ancho de Latinoamérica, muchas veces como ejercicio de resistencia ante Gobiernos antiaborto, se han creado colectividades que se dedican a acompañar a personas que desean abortar y les brindan los primeros auxilios para que puedan hacerlo de manera autogestionada.

Ese es el caso de Con las amigas y en la casa, en Chile; Las comadres, en Ecuador, o Las parceras, en Colombia. Esa mirada, más allá de las naciones, quedó también patente este, cuando al unísono se escucharon con ímpetu los gritos de niñas, jóvenes, y adultas mayores: “Alerta, alerta que camina la lucha abortista por América Latina”, imitando el cántico popular de los movimientos izquierdistas. 

Las movilizaciones reclamaron la interseccionalidad, un logro de la lucha de las personas racializadas (negras, indígenas, rom y otras) o con experiencias de vida trans. Así lo expresaron varios carteles, como uno en el que se podía leer: “Los varones trans abortamos”. Milán, quien marchaba y se enuncia no binaria, explica que la lucha feminista y por el derecho a decidir no puede separarse de las reivindicaciones trans o de la población LGBTIQ+, y menos en un tema tan importante como el aborto.

“Las personas trans también sufrimos violencia obstétrica, también abortamos y también queremos paternar de forma segura y decidida”, expresó. 

Las personas trans, negras o rurales suman las discriminaciones históricas que han caído sobre esos sectores de la población. Su derecho a abortar, a pesar de esas dificultades, es justamente el que en la marcha se reivindicó al exigir un aborto interseccional, pues afrontan muchas más dificultades. Gracias a esos reclamos, con el tiempo la llamada marea verde ha ido acogiendo a un público cada vez amplio y diverso, incluso personas que integran este sector se unen a la causa. 

En la manifestación se destacó igualmente la presencia del colectivo Grupo de médicos por el derecho a decidir, que se distinguía entre la multitud por sus gorros quirúrgicos.

María Houghton, una de sus representantes, resaltó la importancia de seguir movilizándose para que en Colombia se cumplan y respeten los derechos ya ganados, y también para avanzar hacia una despenalización total del aborto, aun después de la semana 24 de embarazo.

“Hay que seguir marchando porque todavía tenemos brechas gigantes en la implementación, en particular entre las ciudades y ruralidad. Todavía hay mucha desinformación y, adicionalmente, hay una arremetida de los grupos antiderechos que proponen proyectos de ley que atentan contra derechos fundamentales como el aborto o la eutanasia”, aseveró.

Sobre las ocho de la noche, y con un trapo con el símbolo feminista desplegado en un edificio residencial más el calor de la música, se cerró otro #28S en Bogotá, con miles de mujeres reclamando por su derecho a decidir.

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