La Marcha del Silencio que golpeó madrió y no desarmó el corazón 


Este 25 de mayo se realizó en Cali La Marcha del Silencio, una marcha organizada por empresarios que buscaba enviar un mensaje de reconciliación y unión en medio del paro nacional que lleva 27 días de protestas.

Desde el Bulevar del Río hasta la Plazoleta Jairo Varela un poco más de 4000 personas se congregaron para caminar en silencio y dejar claro que » Aquí estamos los que no estamos de acuerdo con ese paro, aquí no hay encapuchados»

El silencio fue profundo hasta que se encontraron con otro grupo de manifestantes, conformado por conductores, trabajadores y mecánicos del MIO entre otros, y que desde las 8 de la mañana estaban en un plantón pacifico rechazando el ingreso de buses urbanos al sistema.

Allí se acabó el silencio de la marcha y retumbaron los gritos pidiéndole a “ esas personas” que se fueran, que no era su parque y obviamente no era su marcha, hubo empujones hacia ellos, gritos y madrazos, hasta que algunos pudieron mostrar sus carnets de trabajadores del MIO y “no paso nada” afortunadamente no eran de esos que le hacen daño a la ciudad.

Posteriormente un grupo de mediadores de la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana, quienes se encontraban como garantes de derechos humanos en la jornada fue agredido por los manifestantes de la marcha

Camilo Romero, integrante del equipo de mediadores, denunció que la agresión se presentó cuando intentaban dialogar con los manifestantes para solucionar un problema de sonido en el lugar donde se encontraban.

El equipo de mediadores fue agredido con botellas, latas de cerveza, agua, tierra e insultos para que se retirara del lugar donde los manifestantes protestaban.

Esta marcha o por lo menos un nutrido número de manifestantes dejo claro que a Cali la conforman dos sociedades: los de la gente de bien y el resto de la gente.

Es una lástima que la buena intención de un grupo de empresarios se haya visto desdibujada por quienes siguen pensando que Cali es de unos cuantos y no de todos.

Critican y cuestionan a los jóvenes que están en las calles pero no se paran a pensar en lo incoherentes que resultan ser sus argumentos cuando hablan de reconciliación y desarmar corazones y con sus palabras hieren a toda una ciudad que ha puesto más de 10 muertos y cientos de heridos defendiendo el derecho de mejores condiciones de vida para todos.

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