Nos pidieron apoyo para dar un golpe de Estado para asesinar a Hugo Chávez. Pero no quisimos asumir semejante responsabilidad: Mancuso


Hacia las cuatro de la tarde de este 11 de mayo  finalizó la segunda Audiencia Única de Verdad  del excomandante de las AUC Salvatore Mancuso en la JEP.

Nuevamente sus declaraciones desatan poco a poco el nudo de indignación de Colombia,  país en el que una parte de la sociedad civil, política, económica  y algunos medios de comunicación prefieren negar la otra parte de la verdad y deslegitimar la versión de quien estuvo inmerso en el horror de los falsos positivos de la mano del Estado.

Víctimas de distintos territorios del Caribe colombiano, del Urabá Antioqueño, Córdoba, Montes de María, pueblos a la orilla de los ríos Magdalena y Sinú, participaron  de la diligencia judicial y desarrollaron actos simbólicos para honrar sus territorios afectados por los grupos armados.

«Mancuso fue un instrumento clave. Ellos necesitaban alguien que hiciera el enlace entre grupos al margen de la ley, políticos e instituciones del Estado», dijo Rogeres Higuita en un testimonio en el que resumió cómo la población experimentó las alianzas paramilitares en Córdoba

Esta segunda audiencia se centró en las operaciones mixtas , es decir,  operaciones de estructuras paramilitares realizadas junto a unidades de Policía, Fuerzas Militares, e incluso órganos de inteligencia  que generaron zozobra en las comunidades y sembraron desconfianza en los miembros del Ejército y la Policía.

Además, fueron el combustible de la violencia y una máquina de violaciones de los derechos humanos cuya principal víctima fue la población civil, señaló   la magistrada de la  Sala de Definición de Situaciones Jurídicas encargada de esta audiencia, María del Pilar Valencia.

Respecto a estas operaciones mixtas realizadas a inicios de los años 90  Mancuso reafirmó que: » En Córdoba «no hay un solo oficial superior que diga que no participó conmigo y operó en operaciones conjuntas, o en planeación o apoyo. Así de claro y contundente».

Mancuso relató que, en Tierralta, en una ocasión, salieron dos contraguerrillas de la compañía Ballestas «al mando del capitán Sánchez y el capitán Camelo. Esto no se sabía, es primera vez que lo decimos», señaló.

«Esas operaciones se planificaban con los coroneles y comandantes de Brigada. En algunas ocasiones, con coroneles comandantes de Batallones, con los oficiales sobre el terreno, capitanes, tenientes, mayores», agregó Mancuso.

El exparamilitar Mancuso relató una operación conjunta de incursión de autodefensas arriba del río Esmeralda. «Fue una operación grande, estaba el comandante del batallón Energético, en Urrá, un mayor López, tampoco se ha hablado de él. Se sentó con ‘Rodrigo Doble Cero’ y conmigo. En esa operación (en Urrá) todas las autodefensas que operábamos alrededor de la Cuarta, Onceava y Brigada 17, participamos. Al igual que participaron tropas de la Brigada 11 y 17. Salió gente de autodefensas desde Ituango», agregó Mancuso.

Salvatore Mancuso indicó que para realizar operaciones conjuntas debió aprender a pilotear y para ello tuvo entrenamientos con pilotos; Mancuso puntualizó:

«Eso lo sabían todos los altos mandos. Lo sabía la Brigada donde estábamos (…). Yo fui totalmente entrenado por las fuerzas militares en todo sentido y ellos tenían conocimiento en Córdoba» .  «A mí quienes me enseñaron a pilotear fueron pilotos de la Policía, el Ejército, la Fuerza Aérea. De los 15 días de permiso que tenían, 10 nos instruían. Entre ellos estaba Andrés Angarita, del Bloque Córdoba», respondió Mancuso a la magistrada Valencia y a la audiencia .

Una de las gravísimas acciones de Mancuso, sus hombres de las AUC , la fuerza pública y el ejército fue la llegada de las AUC al Catatumbo.

«Cuando ingresamos al Catatumbo se coordinó con el Ejército. Se planificó con el general Mario Fernando Roa (…). En la zona ya se habló con el coronel Matamoros. Y sobre el terreno con el comandante del batallón Héroes de Saraguro, el mayor Mauricio Llorente Chávez»

En esa incursión al Catatumbo, relató Mancuso, el Ejército le puso a disposición a Francisco Javier Rodríguez, alias ‘Nicaragua’, quien salió del conflicto de Nicaragua, había sido miembro del ELN y «se había pasado a las filas del Ejército»
Agregó el exparamilitar que : «Las coordinaciones siempre estuvieron. La Policía que estuvo en #LaGabarra y en #Tibú, lo mismo que el Ejército, siempre, desde que entramos hasta que salimos, tuvo coordinación con nosotros. Todos. El comandante de Policía de Tibú era el teniente Alexander Gutiérrez».
El Catatumbo se convirtió en un referente del actuar desmedido de las AUC y el Estado colombiano. Los hornos de Hitler se volvieron realidad por la presión del gobierno nacional en el 2001- 2002
«Castaño recibe el pedido de que son tantas las víctimas que se estaba llamando la atención. (…) Producto de estas presiones, Castaño ordena desaparecer a estas víctimas en hornos. Luego se agregó la práctica de arrojar las víctimas a territorio venezolano».
https://twitter.com/JEP_Colombia/status/1656691341005340672?s=20
«Unas víctimas fueron arrojadas al río, en la frontera. Pero miembros de autodefensas ingresaron y dejaron fosas en Venezuela. Allá hay por lo menos más de 200 personas desaparecidas que mencioné en días pasados», relató Mancuso. «Todo esto que estoy compartiendo va mucho más allá de lo que ya he relatado. Esto tiene profundidades más amplias porque hubo coordinación también con militares y fuerza pública del lado de Venezuela para este tipo de operaciones», agregó Mancuso.
https://twitter.com/JEP_Colombia/status/1656691341005340672?s=20
«En algún momento un general venezolano se reunió con nosotros a proponernos a dar un golpe de Estado para asesinar a Hugo Chávez. Pero nosotros no quisimos asumir semejante responsabilidad. Pero Castaño les ofreció entrenar hombres para ello», concluyó el exparamilitar. 
«Finalmente esos hombres no los enviaron, pero luego hubo miembros del Bloque Catatumbo que tuvieron contacto con este general venezolano y se fueron a Venezuela. Entre ellos estaba el soldado Valero que nos sirvió de guía cuando entramos a Catatumbo. Misael Valero Santana  era un soldado del batallón ‘Saraguros’ que nos lo cedió el Ejército para que nos sirviera de guía y enlace, en las operaciones nuestras, en la zona con el Ejército», relato el excomandante. 
Una de las frases que se escuchó en la diligencia y produjo la indignación de todos los asistentes esta relacionada con las llamadas ‘operaciones de castigo’.
De acuerdo con  Mancuso se ejecutaban «era porque no nos íbamos a quedar en el área. Se armaba un teatro de operaciones que incluía unos elementos de castigo, dolor y terror en la población para obligarlas a dejar de apoyar la guerrilla. Son situaciones dolorosas que se dieron. Estas operaciones de castigo desestabilizaban a regiones completas que involucraron a cantidad de campesinos que nada tenían que ver, que se encontraban en el lugar equivocado cuando pasábamos por allí», agregó Mancuso.
Estas acciones llevó a que poblaciones enteras, aún hoy, no confíen en las autoridades : «Nuestras acciones resquebrajaran la credibilidad de las poblaciones en las instituciones del Estado porque nos veían actuar de manera conjunta. Y hoy vemos que ese daño sigue vigente», dijo Mancuso adicionalmente.
Sobre el encubrimiento de las operaciones conjuntas, Mancuso dijo que «la Justicia Penal Militar, por supuesto, encubría todas estas operaciones que se hacían con las autodefensas. Ellos hacían todo lo que estuviera a su alcance para desvirtuar las acusaciones que se hicieran».
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