Señores y señoras, la primera vicepresidenta de Colombia es negra y caucana, ella es Francia Márquez.


¡Histórico! La hija de Suárez, Cauca, es ahora la vicepresidenta de Colombia.  Si, la mujer negra, campesina, minera artesanal llegó a este destacado cargo por la decisión de 11,2 millones de ciudadanos, quienes ayer le dieron su respaldo, a través del voto popular.

Esto era algo impensable en el país, donde unos cuántos han gobernado a la nación, incluso de espaldas a sus gentes. Ahora, y como producto de esa exclusión, está Francia Márquez demostrando que una ciudadana ayudará al gobierno de Gustavo Petro en la dirección del país.

Es que cuando era niña, a Francia Márquez nadie le dijo que podía ser vicepresidenta. Era impensable que una ciudadana como ella, negra y de una zona golpeada violentamente por el conflicto armado como el Cauca, pudiera siquiera estudiar, y mucho menos, gobernar.

Pero como en la vida nada está escrito, este domingo consiguió llegar a ese cargo gracias a su preparación, dedicación y valentía, bajo la promesa de luchar por una Colombia en la que por fin se viva “sabroso”.

“Esto es por nuestras abuelas y abuelos, las mujeres, los jóvenes, las personas LGTBIQ+, los indígenas, los campesinos, los trabajadores, las víctimas, mi pueblo negro, los que resistieron y los que ya no están… Por toda Colombia. ¡Hoy empezamos a escribir una nueva historia!”, dijo la nueva vicepresidenta en su cuenta de Twitter.

 

Es que ella es producto de las arduas luchas del pueblo caucano, el mismo que por años le ha tocado enfrentar muchas dificultades, por culpa de los corruptos y de los violentos. En una región donde hay no hay carreteras, ni acueductos, ni puestos de salud, Francia demostró que estudiando y luchando en empieza a luchar contra esos fenómenos, sin violentar a nadie, simple y llanamente diciendo y haciendo.

Nacida en el pueblo de Yolombó, Suárez en 1981, la vida de esta lideresa ha sido una vida de luchas: por estudiar, por sobrevivir en una de las zonas más “calientes”, por sacar adelante a su familia tras ser madre adolescente, por tener que desplazarse forzadamente tras las amenazas recibidas por pelear por sus derechos y los de los suyos, y por defender la tierra en que nació.

En región hay oro, agua. Es una de las zonas más ricas del suroccidente Colombia y a ella le tocó enfrentarse a eso, porque al ver que su comunidad aguantaba hambre en medio de tanta riqueza, empezó una lucha para proteger el medio ambiente y exigir que a su gente le cumplieran. Eso le costó una serie de amenazas.

El activismo la condujo hasta la carrera de Derecho de la Universidad de Santiago de Cali, donde la muchachada de los sectores populares de la Sultana del Valle pueden ser profesionales. Desde el estudio, las aulas, consiguió impulsando las denuncias en contra de los proyectos mineros en su región de origen, lo que le costó amenazas de muerte que la obligaron a marcharse.

Tras una llamada telefónica en 2014 en la que le dijeron que era hora de “ajustar cuentas”, Márquez, madre de dos hijos y abuela a sus 40 años, no miró atrás y dejó su natal Suárez. “Esa noche salí corriendo de una reunión a buscar a mis hijos, pedimos un taxi, nos recogieron y salimos volados para Cali. En el camino yo sólo pedía que nos hiciéramos invisibles”, relata en sus mítines.

Ahora, y con ese amplio respaldo popular, Francia Márquez dejó muy en alto la historia de miles y miles de persona que piden a gritos las condiciones para vivir tranquilo y en paz, en uno de los más países más ricos en materia de recursos naturales del hemisferio.

“Me llamo Francia Márquez, quiero que Gustavo Petro sea mi presidente y quiero ser su vicepresidenta. Vamos de la resistencia al poder hasta que la dignidad se haga costumbre”, fueron las frases con las Francia Márquez cerró varias de sus intervenciones con la esperanza de que Colombia, por fin, “viva sabroso”.

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